Gracias al chef inglés Heston Blumenthal, uno de los más influyentes en la gastronomía actual la combinación de té y licor es posible. Ahora existe un gin a base de Earl Grey y limón.
El Gin & Tonic y el té es una tendencia que pisa cada vez más fuerte en las barras de todo el mundo. Bien es sabida la historia milenaria del té pero siglos después lo han logrado mezclar con el alcohol, aunque el primer antecedente es el ponche; bebida de origen oriental preparada a base de aguardiente, azúcar, limón, agua y té que en el siglo XVII los británicos tomaron como propia y llevaron a Estados Unidos.
Hoy en las ciudades que están al frente de la cultura en coctelería como Nueva York, Seattle y San Francisco, el té volvió a aparecer como un ingrediente atractivo. Basta mencionar dos de los tres ponches que se sirvieron en la última edición de Tales of the Cocktail el primero llevaba una infusión de té especiado y el otro, Earl Grey. Ambos compartían otro denominador común: tenían como base un gin, en este caso Beefeater.
Por otra parte en China se ha popularizado tomar té verde con whisky, en vaso largo y con mucho hielo.
En Moscú, mientras tanto, el bartender Roman Milostivy tomó una vieja casa de té oriental y la transformó en uno de los mejores bares secretos de la capital rusa, que ofrece tragos con té, por supuesto, y fue seleccionado el mes pasado como uno de los 50 mejores bares del mundo en el célebre ranking publicado por la revista Drinks. Como no podía ser de otra manera, el coletazo pegó en Buenos Aires y el mate está ya en deudas con las copas, por así decirlo.
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